lunes, 3 de junio de 2019

Oporto en diferido

Tengo una batalla personal contra la telefonía móvil que intento mantener desde hace años: no compro teléfonos nuevos, solo reciclo los teléfonos viejos de cualquiera que quiera dármelos cuando ya no los use más. Es una batalla bastante perdida de antemano pero me niego a comprar esas máquinas que nos han obligado a que sean imprescindibles y que están cargadas de explotación humana, minera y de obsolescencia programada. El resultado de esto es que ninguno de mis móviles es capaz de sacar una foto y subirla a instagram en menos de un lustro, con lo cual ya ni lo intento. La gente me cede sus teléfonos cuando éstos ya no son operativos y yo lo agradezco a ratos y a ratos me desespero. Todo esto es para justificar el hecho que he estado un mes en Oporto, he hecho muchos dibujos y no he compartido ninguno en el blog ni en las redes sociales. Me encantaría poder hacerlo y compartir fotos del work in progress y todas estas formas fantásticas de mostrar nuestro trabajo que nos brindan las tecnologías pero no quiero hacerlo a cualquier precio. Así que, en los próximos días, os compartiré mi viaje a Oporto en diferido, mientras escribo en mi casa de la Bisbal. No me importa, porque también tengo una batalla personal contra las prisas y la inmediatez, y espero que tampoco os importe a vosotras.
Mi primer dibujo corresponde a una casa en la Rua Escura, en el barrio de la Sé. Un barrio degradado y gentrificado a partes iguales donde conviven el turismo salvaje con habitantes de toda la vida que luchan por mantener su vida en medio de la vorágine de cambios que experimenta esta ciudad. Ya hablaremos de esto en otros posts, de momento, intentaremos disfrutar de la arquitectura preciosa del centro de Oporto.


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