jueves, 28 de septiembre de 2017

El algoritmo de las hormigas

Os voy a contar un secreto sobre las hormigas: existe un algoritmo matemático, utilizado en computación, basado en el comportamiento de sus colonias. Resumiendo mucho, el asunto funciona así: al salir de la colonia, las primeras hormigas vagabundean al azar hasta que encuentran comida. En ese momento, se dirigen de vuelta a su hogar dejando tras de sí un rastro de feromonas que pueden seguir sus compañeras para no perderse. Al cabo de un rato, las feromonas se evaporan y la ruta desaparece. Así que, cuanto más corta, rápida y directa sea la ruta de vuelta a casa, más posibilidades hay que el rastro no se pierda y lo caminen más hormigas. Cuantas más hormigas las transitan, más rastro de feromonas dejan, de esta manera, las rutas más efectivas son las más transitadas, mientras que, los caminos más largos y azarosos, los menos seguros, van cayendo en el olvido.
Toda una estrategia de efectividad.

O eso es lo que creemos saber.

Os voy a contar algo sobre flores. No existe ninguna flor que se llame Iris Mediterránea. Tampoco ningún Iris ha conocido jamás el fondo del mar, ni ha crecido entre tunicados azules, ni ha tenido la ocasión de disfrutar la danza de las corvinas.

O eso es lo que creemos saber.

Yo quiero pensar, en cambio, que lo que suponemos del mundo, es el reflejo de nuestra propia falta de imaginación. Que las hormigas que pierden la ruta, encuentran tesoros; que las semillas han encontrado rumbos nuevos, y que hay jardines enteros, de flores desconocidas, en las profundidades de cada océano.




sábado, 9 de septiembre de 2017

Calella otra vez

He dibujado Calella de Palafrugell incontables veces, y no me canso de sus aguas azules, sus casitas blancas ni sus barcas con bonitos nombres. Esta vez, cometí el error de ir a dibujar y relajarme una mañana de principios de septiembre, pensando que volvería a ser el lugar tranquilo que es en cualquier momento que no sea el verano. Pero me equivoqué. Empecé a dibujar el mar hasta que llegó un punto que las hordas de bañistas me tapaban casi toda la vista. Luego me dije: no pasa nada, dibujaré mi kit playero. Y lo empecé a dibujar hasta que me di cuenta que había gente casi encima de mi toalla. Así que me fui antes de que toda la cosa se pusiera aún más íntima. Y entendí perfectamente el día en que Lola Flores pronunció la mítica frase: "si de verdad me queréis, irse!".
Pues eso, iros ya, anda.

La Ponderosa

Ayer, en medio de todo el caos, me quedé atrapada con el coche entre dos rotondas cerradas, la de Corçà y la de la entrada a la Bisbal. Y ju...