martes, 7 de abril de 2015

En el mar no hay diferencia entre lo que es y lo que no es. Lo que existe, lo que podría existir, lo que ya existió, todo convive en el mismo espacio y el mismo tiempo. En el mar no hay necesidad de  ser diferente de lo que se es porque todo ha sido ya o lo será en algún momento. El pez melón lo sabe muy bien, conoce perfectamente esta cualidad del medio acuático. Bajo el mar no se esconde nada.
Esa es una de las razones por las cuales, al pez melón, le cuesta salir. No sabe qué puede mostrar y que no. Teme equivocarse y, por esa razón, sopesa todo lo que enseña. Lo mide, lo razona, lo analiza. Y, en esa meticulosa operación, roba toda la fuerza que tenía aquello que quería mostrar.
Pero ha estado pensando en ello ultimamente. Y ha decidido dejarlo ir. Soltarlo. Liberarlo.
Y, en breve, veremos los resultados.


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