Ya sabéis lo importantes que son para el Pez Melón las plantas en general, pero las suyas merecen una atención especial. Y, por eso, las ha dibujado en su libreta

Creemos erroneamente que la rutina vuelve la realidad aburrida. Que, una vez nos acostumbramos a algo, pierde de alguna manera el interés que antes tenía. No es así. Lo que convierte algo en aburrido es la falta de atención. El Pez Melón ha estado cientos de veces en el estudio de su compañera sin prestarle mucha atención, sin reparar en los detalles. Después de tanto tiempo, miraba sin ver nada. Y no ha sido hasta que lo ha dibujado que todo ha empezado a cobrar vida. Con la atención, cada objeto tiene personalidad propia, su forma particular, con todas las características que lo vuelven único y especial. El caos brilla, de repente, con una luz que antes no veía, y se convierte en un orden perfecto. Lo que convierte algo en aburrido es unicamente nuestra mirada.