martes, 15 de octubre de 2019

La Ponderosa

Ayer, en medio de todo el caos, me quedé atrapada con el coche entre dos rotondas cerradas, la de Corçà y la de la entrada a la Bisbal. Y justo ahí mismo está la tienda-taller de cerámica La Ponderosa, que es uno de los sitios que más me gusta visitar en el mundo porque es como hacer un salto en el espacio-tiempo y trasladarte a un lugar y un momento en que todo era más auténtico y real.
Y ahí me quedé, haciendo este dibujo. Ya lo he dicho muchas veces: a mí que el fin del mundo me pille dibujando.

martes, 10 de septiembre de 2019

Vacaciones

Ya está, he vuelto al blog después de mis no-vacaciones. O mejor dicho, vosotr@s habéis vuelto a vuestras casas, y yo me puedo ir ahora de vacaciones y volver a publicar mis dibujos. Antes de irme unos días fuera, he querido hacer un dibujo del lugar dónde trabajo. No me puedo quejar, es un lugar bonito y agradable en el que, además, tengo libertad para inventarme los platos que quiera y hacer difusión de algo en lo que cada día creo más, la alimentación vegana. Aún así, las vacaciones no sientan mal a nadie. Hasta dentro de unos días!

miércoles, 24 de julio de 2019

Fundação Serralves

Hace meses que todas mis publicaciones van desfasadas en el tiempo. Volví de Oporto hace casi dos meses y aún tengo dibujos para publicar, así que esta crónica de mi viaje está siendo la más larga de la historia. Me gustaría ser más activa en las redes sociales y mantener este blog dinámico y lleno de entradas nuevas, pero me cuesta muchísimo sentarme delante del ordenador en verano y escribir.  Tengo la cabeza espesa y sólo se me activa cuando paso un tiempo nadando en el agua.
Así que, ahora mismo, me tengo que conformar con este blog un poco descafeinado y desconectado del tiempo real. Como esta publicación de la Fundação Serralves, el museo de arte contemporáneo de Oporto, que, en las fechas que lo visité, exponía una retrospectiva de la obra de Joana Vasconcelos.  Me quedé bastante impresionada por la obra de esta artista y, mientras paseaba por el jardín de la fundación, me puse a dibujar alguna de sus obras expuestas, y otras que pertenecen al jardín de forma permanente.

viernes, 12 de julio de 2019

Rua Bom Jardin

Otra casa, ésta en una de mis calles preferidas de Porto, en la Rua Bom jardin. Cuando la dibujé, fue como transportarme a Cuba.

martes, 25 de junio de 2019

Jardim de arca d´água

En la Rua Costa e Almeida, cada casa merecería un dibujo propio. Ésta última, en la esquina con la Praça Nove do Maio, desemboca en el jardim de Arca d´água, uno de los pocos oasis de silencio y tranquilidad de la ciudad. Los días en los que realmente echaba de menos pasear por el bosque, caminaba hasta el jardín y me sentaba, bajo los plataneros, a dibujar la mezcla de estilos arquitectónicos de las casas que rodean el jardín.

jueves, 20 de junio de 2019

Azulejos

En Portugal, una ley protege los azulejos históricos de edificios privados y públicos. Si en su día fueron hechos artesanalmente, deben ser restaurados artesanalmente también, y no pueden reproducirse por métodos industriales. Eso hace que pequeños talleres especializados en este trabajo puedan continuar su actividad sin tener que cerrar. Y a eso me he dedicado el mes que he pasado en Oporto, a reproducir azulejos de una fachada del siglo XIX. Un mes entero rodeada de azulejos de todos los colores, tamaños y épocas. Aquí os dejo una pequeña muestra de ellos.

martes, 11 de junio de 2019

Panorámica de Oporto

Vista panorámica de Oporto, desde el Miradouro da Vitoria. Un poco más abajo se encuentra el antiguo barrio judío de Olival y una señora que construye casas para los gatos abandonados. Me da mucha pena no haber dibujado las casas que fabrica porque tienen un estilo arquitectónico parecido a las casas de Oporto. En los rincones más insospechados viven artistas discretas.




viernes, 7 de junio de 2019

Largo do Campo Lindo

La primera vez que visité Oporto fue hace catorce años. Me invitó una amiga y me quedé más de un mes. Fue un flechazo. Me enamoré de los edificios medio en ruinas, de los azulejos en las paredes, de las escaleras con inclinaciones imposibles, de la musicalidad del idioma. Era un lugar tranquilo y pausado en el que nuca paraba de llover, pero ni siquiera eso me molestaba porque la lluvia iba a juego con el ambiente melancólico de la ciudad. Cuando me ofrecieron pasar un mes en Oporto haciendo mis prácticas en un taller cerámico, todos esos recuerdos volvieron a mi cabeza y no me lo pensé dos veces.
Llegué a principios de mayo y, durante días, las temperaturas pasaron de los 30 grados, sin rastro de nubes en el cielo. Me explicaron que era por el cambio climático, que el tiempo ya no era el mismo. Me sorprendió encontrarme edificios perfectamente restaurados dónde antes había casas en muy mal estado. Creí que era algo bueno hasta que me explicaron que  muchas empresas los han comprado para hacer alojamientos turísticos. En el centro de la ciudad no queda prácticamente ningún edificio, ni negocio que no esté destinado al turismo. Tampoco se escucha hablar portugués a nadie.
Me cuentan también que todo esto es por los vuelos low cost, que hay un proyecto de ampliación del aeropuesto de Lisboa y otros dos proyectos para construir aeropuertos nuevos en zonas agrícolas. Supongo que, cuando ya no haya campos para conrear, tendremos que empezar a comernos a los turistas.
Aunque mi visita a Oporto no ha sido una visita turística, no he podido evitar sentirme mal por ser parte de toda esa marabunta de extranjeros saturando la ciudad. He buscado lugares diferentes, barrios dónde aún vive gente que no está de vacaciones. Como esta casa situada en el Largo do Campo Lindo. He comprado en tiendas pequeñas, he hablado (más mal que bien) el idioma local y no he hecho ni una sola foto.
Dibujar es mi manera de conectar con un tiempo en el que viajar era una experiencia de inmersión y no de invasión.

lunes, 3 de junio de 2019

Oporto en diferido

Tengo una batalla personal contra la telefonía móvil que intento mantener desde hace años: no compro teléfonos nuevos, solo reciclo los teléfonos viejos de cualquiera que quiera dármelos cuando ya no los use más. Es una batalla bastante perdida de antemano pero me niego a comprar esas máquinas que nos han obligado a que sean imprescindibles y que están cargadas de explotación humana, minera y de obsolescencia programada. El resultado de esto es que ninguno de mis móviles es capaz de sacar una foto y subirla a instagram en menos de un lustro, con lo cual ya ni lo intento. La gente me cede sus teléfonos cuando éstos ya no son operativos y yo lo agradezco a ratos y a ratos me desespero. Todo esto es para justificar el hecho que he estado un mes en Oporto, he hecho muchos dibujos y no he compartido ninguno en el blog ni en las redes sociales. Me encantaría poder hacerlo y compartir fotos del work in progress y todas estas formas fantásticas de mostrar nuestro trabajo que nos brindan las tecnologías pero no quiero hacerlo a cualquier precio. Así que, en los próximos días, os compartiré mi viaje a Oporto en diferido, mientras escribo en mi casa de la Bisbal. No me importa, porque también tengo una batalla personal contra las prisas y la inmediatez, y espero que tampoco os importe a vosotras.
Mi primer dibujo corresponde a una casa en la Rua Escura, en el barrio de la Sé. Un barrio degradado y gentrificado a partes iguales donde conviven el turismo salvaje con habitantes de toda la vida que luchan por mantener su vida en medio de la vorágine de cambios que experimenta esta ciudad. Ya hablaremos de esto en otros posts, de momento, intentaremos disfrutar de la arquitectura preciosa del centro de Oporto.


jueves, 25 de abril de 2019

Papaver vulvica

Lo que hoy conocemos como Semana Santa (Easter, en inglés) fue durante muchos años un culto a Ishtar, diosa babilónica de la sexualidad y la fertilidad. Su culto era una celebración de la vida, el sexo y la fertilidad de la tierra. y era tradición pintar huevos con colores brillantes para dejarlos en los campos de cultivo y así invocar la prosperidad de las cosechas. De ahí la tradición de pintar huevos en estas fechas.
 Personalmente, hace años que no celebro la semana santa porque siempre me toca trabajarla enterita y porque odio profundamente hacer vacaciones cuando las hace todo el mundo. Aún así, no voy a ser yo la que me quede sin celebrar el sexo y la fertilidad (de la madre Tierra, la mía está muy bien así en modo off). Así que aquí os dejo mi pequeño homenaje a Ishtar, con unas amapolas como protagonistas, porque siempre me recuerdan que la primavera ha llegado ya.

lunes, 1 de abril de 2019

Sombras chinescas, segunda parte

Segunda parte de la composición "Sombras chinescas", encargado por la restaurante "La Cantonada". Esta vez las sombras las proyectan pájaros anaranjados.

miércoles, 27 de marzo de 2019

Primavera

Las primeras flores que anuncian el final del invierno son, casi todas, amarillas. Mimosas, caléndulas, forsitias y muchas otras, todas comparten el color del sol. Cuentan que es para atraer su luz y despertar, por fin, la primavera. Así que, para mi, la primavera está siempre asociada al verde lima de los primeros brotes y al amarillo de las flores tempranas. Y, así, cuando se acerca esta época, sólo puedo pensar y pintar con estos colores, como en este nuevo cuadro titulado "Sombras chinescas". Es una composición de dos imágenes que comparten el mismo ecosistema. Aquí os dejo la primera parte:

lunes, 11 de marzo de 2019

Mi terraza

La mesa de mi terraza, llena de cerámica y plantas. La puse ahí para poder dejar vasos y platos encima y así desayunar al sol. Al final no he podido resistirme a convertirla en un mini jardín.

domingo, 17 de febrero de 2019

Hibiscus y araña blanca

Este pasado mes de enero he tenido vacaciones en el trabajo y, por lo tanto, más tiempo libre. Lo he aprovechado para hacer muchas cosas y también para dejar de hacer muchas otras y darme el lujo de perder el tiempo. Una de mis (des) ocupaciones preferidas es mirar tutoriales en Youtube: instrucciones detalladas sobre cómo hacer una lasaña, tallar madera, moldear barro, fabricar zapatos, encuadernar, etc... todo vale mientras me lo cuenten tranquilamente y con voz suave. Juro que una vez me pasé cuarenta minutos mirando un tutorial de una mujer doblando toallas en forma de cisne sólo porque me gustaba su voz. 
Estos días me he enganchado totalmente al arte de los grabados japoneses. Me fascina todo el proceso: la talla de los bloques de madera, la preparación del papel, las tintas, y, por supuesto, los grabados en sí. Cada noche me iba a dormir con la cabeza llena de preciosas imágenes de carpas, grullas, olas del mar y paisajes exóticos.Y así, me apeteció hacer un dibujo inspirado en todas estas imágenes, y escogí para ello un pez llamado Trachinus draco, o pez araña, y unos hibiscus. Dos seres que no se cruzaran nunca en la vida real, ni compartirán espacio, pero ya sabemos que eso a mi me da igual porque en mis dibujos mando yo y todos mis ecosistemas son imaginarios.
Así que aquí os dejo este Pez araña con hibiscus. Espero que os guste.

domingo, 27 de enero de 2019

Sant Genís

Esta es la iglesia de Sant Genís, en Torroella de Montgrí. La dibujé una mañana tranquila y soleada de finales de diciembre. Mientras la dibujaba, un señor se acercó a mi y se puso a observarme tapándome completamente la vista. Me interrogó largamente sobre el lugar dónde había nacido, el lugar del que venía y al que me dirigiría después de acabar el dibujo. La cuestión del espacio-tiempo era muy importante para él. Me preguntó el nombre, la edad, el género y no sé cuantas cosas más, todo esto sin moverse un ápice de dónde estaba a pesar de haberle comentado que no podía ver la iglesia si se ponía delante. Luego me contó que él mismo era dibujante también y abrió una carpeta llena de dibujos. Me los enseñó todos uno a uno y me mostró unos rotuladores con los que quiso que continuara el dibujo ya que, según él, eran mejores que los que estaba usando.
Sé que muchos artistas disfrutan de la interacción que se genera con la gente cuando dibujas en la calle. Para mi, no es especialmente agradable. Dibujar es un acto de conexión con lo que dibujo y suelo abstraerme mucho. En realidad podría pasar cualquier cosa cerca de mi y ni me enteraría.
Aun así, no deja de sorprenderme los puentes y las conexiones que el dibujo crea, hasta el punto que algunas personas sienten la necesidad de acercarse a hablar y compartir. Afortunadamente, no todos los encuentros son tan invasivos como éste.

100 maneras de dibujar un pájaro

Desde que me han regalado el nuevo libro de Felix Scheinberger "Ser ilustrador. 100 maneras de dibujar un pájaro o cómo desarrollar tu profesión", no puedo parar de dibujar pájaros. En realidad, podría pasarme el día sólo dibujando pájaros, peces y plantas, no necesitaría mucho más. Estos son tres pajarillos más para añadir a mi colección: dos carboneros y una estrilda naranja.

La Ponderosa

Ayer, en medio de todo el caos, me quedé atrapada con el coche entre dos rotondas cerradas, la de Corçà y la de la entrada a la Bisbal. Y ju...