viernes, 13 de noviembre de 2015

El pez melón es ambidiestro cuando dibuja. Una mano, la derecha, le ayuda a explicar lo que percibe a simple vista, lo que comprende a base de observar. Esa mano controla el trazo, tiene movimientos previsibles y lógicos. Pero el pez melón no lo comprende todo. Hay siempre algo que se escapa a su  entendimiento, el alma que todas las cosas poseen y que es imposible de expresar con esa mano. Para eso, utiliza la otra, la izquierda, imposible de prever, de controlar. Y así, dibujar le recuerda constantemente que la vida, que la esencia de todas las cosas, es incontrolable, imposible de prever. Y es por eso que el pez melón no podrá dejar nunca de dibujar, pues es su camino personal para conectar con la verdadera esencia de las cosas
Estudio de palomas
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