sábado, 6 de junio de 2015

Os habréis dado cuenta que el pez melón no hace muchas apariciones ultimamente.
Está perdido entre huertos y jardines, atareado haciendo crecer tomates y calabacines y el pobre no tiene muchas energías al final del día. Sin embargo, ha conseguido compartirnos hoy el cuarto especímen de su cuaderno de híbridos.
Se trata de un ser perteneciente al reino vegetal esta vez. 
Quizás alguna de vosotras podría pensar que el reino vegetal está plagado de seres pasivos, inmoviles, que ven la vida pasar delante suyo sin apenas percibirla. Nada más lejos de la realidad: no hay seres más sensitivos que los vegetales.
Su quietud, su calma, su fortaleza, provienen precisamente de saber registrar cada estímulo, cada sensación percibida y devolverla al mundo en forma de suave tranquilidad.
De ahora en adelante, cuando estéis delante de una planta, no dudéis nunca que os percibe, que es consciente de vuestra presencia, y que os devolverá, amplificada, todas las emociones que volquéis en ella.


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